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Retiro de Matrimonios 2012
En las montañas
Predicador Invitado:

Cuando Dios concluyó la creación dijo algo muy importante para el ser humano:  No es bueno que el hombre esté solo!

Por esto, Dios creo el matrimonio. El mismo, con sus propias manos, formó a la mujer para que fuera la ayuda idónea del marido. 

A partir de ese momento se pusieron las bases para la familia. 

Es importante notar que una familia no es esposos e hijos; una familia es la unión de un hombre y una mujer con el hermoso propósito de ser felices al desarrollar el programa de vida que Dios le designe a través del tiempo.  Dios nos juntó hasta que la muerte nos separe.

En nuestra iglesia tenemos especial atención por las familias.  Planifique asistir a nuestras actividades y crecer con nosotros hasta la medida que Cristo diseñó para sus vidas.

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La Biblia y el Matrimonio

Génesis 1:1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra.2. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.3. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 27. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.28. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.29. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.30. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.31. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Génesis 2:15. Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.16. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;17. mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.18. Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.19. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.20. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.21. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.22. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.23. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.24. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.25. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

Hebreos 13:4: Honroso sea en todos el MATRIMONIO, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

1 Corintios 7:1 En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;  7:2 pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.  7:3 El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.  7:4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.  7:5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.  7:6 Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. 7:7 Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.  7:8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;  7:9pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando
. 7:10 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;  7:11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.  7:12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.  7:13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.  7:14 Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.  7:15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.  7:16 Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?

1 Pedro 3:1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 3:2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.  3:3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,  3:4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.  3:5
Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;   3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.  3:7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. 3:8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;  3:9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.

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